Orban y Le Pen de akelarre facha por Madrid

Miguel Urbán Crespo* – Diario Red

La elección de Madrid como sede para el cónclave de “Patriotas por Europa”, al igual que la presidencia de Abascal del partido ultraderechista, no es casual

En medio de la enésima crisis interna de Vox, esta vez por la dimisión de García Gallardo, su jefe de filas en Castilla y León. El nuevo partido europeo de extrema derecha «Patriotas por Europa» (PfE), se ha reunido en Madrid, con Santiago Abascal, su presidente, como maestro de ceremonias. A la cita han asistido diferentes líderes de la ultraderecha europea como el presidente húngaro, Viktor Orbán, el primer ministro Holandes Geert Wilders, la presidenta del grupo Rassemblement National en el Parlamento francés, Marine Le Pen, el ministro italiano Matteo Salvini de la Liga o André Ventura presidente de Chega portugal. Esta es la segunda vez en menos de un año que Vox acoge en Madrid un akelarre facha internacional. Un poco antes de las elecciones europeas del pasado junio, Abascal invitó a Madrid a varias figuras de la ola reaccionaria global para la cumbre anual de Vox, esta vez titulada “Europa Viva 2024”, siendo el presidente argentino, Javier Milei, la gran figura de la fiesta.

El evento ultraderechista de este fin de semana en Madrid se enmarca en un momento especialmente dulce para la ultraderecha después de la toma de posesión de Donald Trump, a la que acudió el propio Abascal como presidente de PfE. El título del encuentro, «Make Europe Great Again» (MEGA), reactualización europea del icónico eslogan de Trump que ya utilizó la presidencia húngara del Consejo de la Unión Europea,  no deja lugar a dudas de la intención de subirse al carro del éxito trumpista.

A pesar de que la ola reaccionaria global en la que se inserta Trump es anterior al propio Trump, la victoria de 2016 en las presidenciales de los Estados Unidos favoreció su multiplicación e imitación a nivel global. Como apuntan Ivan Krastev y Stephen Holmes, «el presidente derechista de Brasil no imitaba a Trump porque quisiera ser Trump, lo imitaba porque Trump hizo posible que Bolsonaro pueda ser el mismo». La segunda victoria presidencial de Trump puede dar un impulso aún mayor a la ola reaccionaria global y a esta lógica mimética. De hecho, el efecto Trump ya se está dejando notar en Europa: en Alemania, donde las elecciones federales están previstas para el 23 de febrero, la diferencia entre la CDU/CSU y la ultraderecha de Alternativa para Alemania (AfD) se ha reducido de 14 a 9 puntos desde las elecciones estadounidenses; en el Reino Unido, el partido de Nigel Farage Reform UK ya supera a los laboristas en las encuestas; y el propio Vox es el partido que más sube en las encuestas desde la victoria de Trump el noviembre pasado.

Pero no solo los “Patriotas Europeos” intentan aparecer como los “mensajeros de Trump en Europa”. De hecho, tienen una dura competencia con el partido europeo de Georgia Meloni, los Conservadores y Reformistas Europeos (CRE), el cuarto grupo más grande del Parlamento Europeo y al que pertenecía Vox hasta este julio que decido marcharse a la nueva coalición de Orban y Le Pen. La propia Meloni fue la única mandataria europea invitada en la toma de posesión de Trump este pasado enero, y cuatro días antes de la reunión madrileña de PfE, el CRE organizó en Bruselas dos días de conferencia bajo el título «Make Europe Great Again».

Esta carrera por aparecer como más Trumpistas que el propio Trump no deja de ser paradójica e incluso ridícula por parte de unos supuestos soberanistas que dicen combatir a la “coalición globalista de Bruselas” representada por Ursula von der Leyen. Mientras rinden pleitesía al presidente de los EEUU que amenaza con una guerra arancelaria a Europa e intentan ganar el favor de la persona más rica del mundo, Elon Musk, candidateándole al premio Sajarov de los derechos humanos, para que les apoye en sus próximas convocatorias electorales, como está haciendo en Alemania con AfD.

El akelarre madrileño ha sido la segunda reunión de Patriotas por Europa, la primera fue en noviembre en París, desde su fundación el pasado julio. Tiempo en el que se han consolidado como la principal agrupación europea de la extrema derecha con  catorce partidos de doce países, y ochenta y seis eurodiputados, que le convierten en el tercer grupo en importancia en la eurocámara.  Además de ostentar la presidencia de Hungría y Holanda, su homólogo austríaco, el Partido de la Libertad (FPÖ), ha conseguido ser la primera fuerza en las pasadas legislativas y su líder, Herbert Kickl, tiene serias posibilidades de convertirse en canciller del país. Mientras tanto, Le Pen del Rassemblement National encabeza las encuestas en Francia y podría obtener la presidencia en las elecciones de 2027, y la Alianza de Ciudadanos Descontentos (ANO) de la República Checa y su líder Andrej Babiš aparecen como primera fuerza en las encuestas para liderar el país en las elecciones nacionales del próximo octubre.

Un indudable peso político que todavía no se traduce en influencia institucional en Bruselas. Este es el principal motivo de la reunión en Madrid de PfE, pactar una política común entre sus diferentes integrantes para conseguir romper el cordón sanitario que todavía pesa sobre ellos en las instituciones europeas.  Haciendo valer no solo su peso numérico, si los tres grupos de la extrema derecha del parlamento europeo se unificarán se convertirían en el más grande de la eurocámara y junto al Partido Popular Europeo (PPE) tendrían mayoría absoluta; sino también sus buenas conexiones con la nueva administración Trump.

En este sentido, el pasado lunes, Jordan Bardella, líder del PfE en el europarlamento, escribió a Manfred Weber, presidente del PPE, proponiéndole unir fuerzas para deshacer el Pacto Verde. El noviembre pasado los populares europeos ya unieron fuerzas con la ultraderecha para aprobar unas enmiendas que debilitaban la ley contra la deforestación, una directiva clave en la agenda verde europea. Desde entonces, tanto desde el PfE como desde CRE han pedido públicamente al PPE  que amplíe su colaboración a nivel parlamentario para formar lo que denominan “una mayoría alternativa” a la gran coalición con Socialistas y Liberales. A corto plazo sería extraño que el PPE conformará una mayoría alternativa con la extrema derecha pero por el momento los populares revalorizan sus posiciones negociadoras en el europarlamento como el fiel de la balanza que determina las mayorías parlamentarias. Y la extrema derecha revitaliza su rol protagónico institucional como pieza clave para alcanzar mayorías parlamentarias alternativas, girando aún más la política europea hacia la derecha. Una forma de acabar con el cordón sanitario que ha pesado sobre la ultraderecha, una operación de lavado de cara que puede ayudar a concluir el particular proceso de desdiabolización que figuras como Le Pen llevan años transitando. Todo con las próximas presidenciales francesas como gran objetivo.

La elección de Madrid como sede para el cónclave de “Patriotas por Europa”, al igual que la presidencia de Abascal del partido ultraderechista, no es casual. Desde luego, no responde a su peso electoral, hay partidos con mucho más relevancia institucional que Vox. Sino que está más motivada por el papel que juega la ultraderecha española y en particular la ciudad de Madrid como puente de conexión con la pujante extrema derecha transoceánica. La iniciativa de Vox del Foro de Madrid, se ha convertido en la experiencia más depurada hasta el momento de coordinación transnacional de la extrema derecha, una herramienta de conexión entre América Latina y Europa, como parte de una articulación “neopatriota” de la ultraderecha que conecta a Orban con Milei, con Abascal como nexo. Esto le confiere a Vox una importancia política que va más allá de su peso electoral o institucional, y es justamente por eso que Vox quiere convertir a Madrid en un centro de akelarres de la ultraderecha internacional.

*Activista y político español, cofundador del partido político Podemos, del que ya no forma parte desde 2020. Fue diputado en el Parlamento Europeo entre 2015 y 2024.