España y América Latina: del tópico sentimental al vínculo estratégico

Por José Luis Gómez* – Mundiario

En España está muy manido el tópico de la hermandad con Latinoamérica, pero las nuevas coordenadas de EE UU hacen posible que ya se hable de un espacio económico integrado entre Europa y América Latina.

Durante décadas, la retórica española hacia América Latina ha estado anclada en un relato afectivo, casi nostálgico, de una hermandad cultural, histórica y lingüística. Se habla de la Madre Patria, de vínculos irrompibles y de una comunidad iberoamericana unida por valores compartidos. Pero el mundo ha cambiado, y el peso de las emociones ya no basta. En un escenario internacional marcado por la competencia geopolítica, el proteccionismo y la transición hacia nuevas economías verdes y digitales, la relación entre Europa y América Latina debe evolucionar hacia una dimensión estratégica, pragmática y estructurada. España, si quiere estar a la altura de su discurso, debe dejar de apelar a la retórica y empezar a liderar con visión.

Este año puede marcar un punto de inflexión. La vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca, la escalada de tensiones entre Washington y Pekín, y la penetración sistemática de China en América Latina obligan a repensar las coordenadas tradicionales de inserción internacional. La globalización tal como la conocíamos se está fragmentando, y la Unión Europea busca ahora un nuevo equilibrio que combine apertura comercial con seguridad económica y autonomía estratégica. En este contexto, América Latina emerge no como un aliado sentimental, sino como un socio imprescindible.

Tal como advierte Ernesto Talvi, del Real Instituto Elcano, la UE está redefiniendo su red de acuerdos comerciales con un doble propósito: blindarse frente a futuras crisis de suministro y fortalecer su capacidad de acción en sectores clave como la energía, la tecnología o los minerales estratégicos. América Latina, con sus ingentes reservas de litio, cobre y energías renovables, es el complemento perfecto. Y Europa, con su capital, su tecnología y su capacidad regulatoria, tiene mucho que ofrecer a las economías latinoamericanas. La oportunidad no es solo comercial: es estructural.

Sin embargo, para que esta potencialidad se transforme en realidad, es urgente superar los obstáculos técnicos y políticos que impiden una integración eficaz. La actual red de tratados de libre comercio entre la UE y América Latina, aunque extensa, está desarticulada. La imposibilidad de acumular origen entre países latinoamericanos que tienen acuerdos con Europa impide que se desarrollen verdaderas cadenas de valor birregionales. Es decir: los acuerdos están, pero no funcionan como sistema.

Un enorme potencial geopolítico

La solución existe y no requiere reinventar la rueda. El mecanismo de «acumulación diagonal flexible», propuesto por Talvi y respaldado desde instancias académicas y diplomáticas, permitiría armonizar las reglas de origen mediante un protocolo común que no necesita renegociar los tratados existentes. Es una herramienta técnica, pero con un enorme potencial geopolítico: abriría la puerta a una plataforma económica UE-América Latina que abarcaría a más de 1.100 millones de personas y un PIB conjunto que rivalizaría con el de Estados Unidos.

Las cifras hablan solas: un espacio económico plenamente integrado podría incrementar un 70% el comercio birregional y un 40% el comercio intrarregional. Además, permitiría a la Unión Europea recuperar terreno frente a sus grandes competidores en la región: mientras que sus acuerdos comerciales cubren ya el 97% del PIB latinoamericano, Estados Unidos apenas alcanza el 44% y China el 14%. La paradoja es evidente: Europa tiene más presencia normativa, pero menos presencia efectiva.

Y aquí es donde España debe dejar de mirar el tablero con melancolía y empezar a jugarlo con audacia. Tiene una posición privilegiada para liderar esta transformación: vínculos históricos, idioma compartido, redes empresariales sólidas y una interlocución privilegiada tanto en Bruselas como en las capitales latinoamericanas. Pero nada de eso servirá si se sigue apelando a la hermandad retórica sin una hoja de ruta ambiciosa y coherente.

Alternativa al unilateralismo de Washington

El entorno de Pedro Sánchez ha señalado que España debe ser alternativa al unilateralismo de Washington y al avance sin reglas de Pekín. La presidencia española puede ejercer un liderazgo propositivo en el seno de la UE para impulsar esta arquitectura birregional. Las recientes cumbres iberoamericanas, los avances con Mercosur y el interés renovado por parte de países como Brasil y Bolivia son señales que no deben desaprovecharse. Lula da Silva lo sabe: Mercosur es una plataforma de más de 270 millones de consumidores que, si se abre al mundo con inteligencia, puede ser un eje fundamental del nuevo orden económico multipolar que América Latina reivindica, como insiste el boliviano Luis Arce.

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ya ha afirmado que este espacio birregional no es una quimera. Con voluntad política, ingeniería técnica y visión de largo plazo, puede convertirse en uno de los grandes pilares del nuevo orden mundial. Pero para que eso ocurra, España debe decidir si quiere ser protagonista o espectadora. Si sigue atrapada en el discurso romántico, perderá su oportunidad. Si actúa como puente serio, podrá liderar uno de los proyectos más ambiciosos del siglo XXI.

En definitiva, es hora de que España abandone el sentimentalismo estéril y apueste por una estrategia iberoamericana moderna, basada en la reciprocidad, la sostenibilidad y la integración productiva. El destino común no se construye con palabras bonitas, sino con decisiones valientes. La historia no espera.

*José Luis Gómez, periodista, es el fundador de MUNDIARIO, periódico del que es editor. Es también comentarista de la Televisión de Galicia (TVG), Radio Galega y Radio Coruña (SER), así como analista económico de los diarios La Región y Atlántico, y editor del Anuario del Foro Económico de Galicia, entidad de la que es miembro fundador. Dirigió la revista Capital y los periódicos Xornal de Galicia y La Voz de Galicia y fue director editorial de Grupo Zeta. Es coautor, junto a la economista María Cadaval, del libro Cómo salir de esta (II), editado por Mundiediciones en octubre de 2021, a la venta en librerías y en Amazon. Está en posesión, entre otros, del Premio Diego Bernal de periodismo.