Por Álvaro Verzi Rangel* – Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)
Tras el despliegue de tres buques de guerra de la Armada de Estados Unidos con cuatro
mil soldados en aguas de Caribe, así como sus aviones y lanzamisiles, frente a la costa
venezolana, bajo el pretexto del combate al narcotráfico, distintos países de la región
salieron a respaldar al gobierno de Nicolás Maduro y se mostraron en alerta por esta
nueva amenaza de Washington.
Durante un encuentro con el personal diplomático acreditado en Venezuela, el
canciller Yván Gil expresó su preocupación por la reciente orden ejecutiva del mandatario
Donald Trump que permitiría el uso de la fuerza militar en Latinoamérica que, según dijo,
tiene como misión transformar a la región en un nuevo lugar de disputa colonial,
amparándose en un supuesto derecho para erradicar a los cárteles del narcotráfico.
El presidente colombiano, Gustavo Petro, aseguró que una invasión de EE.UU. a
Venezuela convertiría a ese país en otra Siria y arrastraría a Colombia a otro conflicto. En
tanto el asesor para Asuntos Internacionales de la presidencia brasileña, Celso Amorim,
manifestó su «preocupación» por el desplazamiento de tres buques de guerra
estadounidenses en el Caribe, en línea con los gobiernos de México, Cuba y Bolivia. El
mandatario advirtió que una invasión a Venezuela convertiría a ese país en “otro caso
Siria” y arrastraría a Colombia a una crisis continental.
Petro señaló que la intervención extranjera provocaría migración masiva y el colapso del
mercado petrolero colombiano, beneficiando a poderes externos pero perjudicando a la
región. Añadió que funcionarios de varios países, incluso opositores al gobierno
bolivariano, estarían vinculados a la red de narcotráfico internacional que opera en
Venezuela y Colombia.
El mandatario colombiano calificó como mentira la existencia del Cartel de los Soles y lo
comparó con las armas de destrucción masiva de Irak, utilizadas como pretexto para
invadir países. “Quien maneja el tráfico de cocaína por Venezuela no es el ‘cartel de los
soles’, esa es una mentira como las armas de destrucción masiva de Irak, y solo sirve para
invadir países”, declaró Petro en sus redes. Subrayó que detrás del narcotráfico está lo
que denominó “la Junta del Narcotráfico”, integrada por agentes de distintos países, y
acusó a Estados Unidos de usar el discurso antidrogas para justificar acciones militares.
El subsecretario de Estado de Estados Unidos, Christopher Landau, había presionado ya
en junio pasado a la Organización de los Estados Americanos (OEA) poniendo en duda la
razón de ser del organismo, al sugerir que su existencia pierde sentido si es «incapaz» de
abordar con eficacia la crisis en Venezuela.
Mientras, el asesor para Asuntos Internacionales de la Presidencia de Brasil, Celso
Amorim, explicó que su «preocupación» pasa por «el riesgo» que pudiera implicar esa movilización militar de EEUU con la excusa del «combate al crimen organizado, que debe
ser combatido, pero con la cooperación entre los países y no con intervenciones
unilaterales»
En su alocución, Petro señaló que ha instado a Caracas a sacar a estas bandas delictivas
bajo coordinación con Colombia, a diferencia de los métodos de Donald Trump. En los
últimos meses, las autoridades colombianas y venezolanas han trabajado para unir
esfuerzos y cooperación bajo distintos acuerdos en diversas áreas como la seguridad
entre sus fronteras.
Según la Casa Blanca, la intención es «usar todo el poder» de Estados Unidos para frenar
el «flujo de drogas» hacia su país, del que acusa, entre otros, a Nicolás Maduro. La
portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, dijo que «el régimen de Maduro no es el
Gobierno legítimo de Venezuela, es un cartel del narcotráfico», y que el venezolano es
«un líder fugitivo», acusado en Estados Unidos de tráfico de drogas».
A la pregunta de si la nueva operación contemplaba también el desembarco de tropas,
contestó que el país contemplaba “usar todo su poder” para frenar el flujo de drogas de
Venezuela a EEUU, e insistió en que el líder venezolano, Nicolás Maduro, es el jefe de un
cártel, además de un gobernante ilegítimo. Ofrecen ahora 50 millones de dólares a quien
dé información que lleve a su arresto.
Entre los medios asignados a la misión de vigilancia se incluyen un submarino nuclear,
aviones de reconocimiento P8 Poseidon, varios destructores y un barco de guerra
equipado con misiles. El gobierno venezolano reaccionó a la operación militar con una
iniciativa para armar a 4,5 millones milicianos de cara a una hipotética invasión
estadounidense tras lo que Maduro calificó de “renovación de las amenazas
extravagantes, estrambóticas y estrafalarias” estadounidenses.
La tensa relación entre Venezuela y Estados Unidos sufre vaivenes desde el regreso al
poder de Donald Trump. Si a principios de año, como parte de su cruzada contra la
migración irregular, el mandatario estadounidense acusaba al Gobierno de Maduro de
enviar a pandilleros criminales al país, en los últimos meses el acuerdo para un canje de
presos y el regreso de la petrolera Chevron al país, parecieron dulcificar las relaciones. El
anuncio del nuevo despliegue vuelve a elevar la temperatura.
*Álvaro Verzi Rangel, sociólogo y analista internacional, Codirector del Observatorio en
Comunicación y Democracia y analista senior del Centro Latinoamericano de Análisis
Estratégico (CLAE).