By Beverly Fanon-Clay* – Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)
A diez semanas de las elecciones, encuestas realizadas por la radio nacional pública NPR y CNN registran una ventaja mínima –dentro del margen de error- de la candidata demócrata Kamala Harris sobre el expresidente republicano Donald Trump en los estados claves de Michigan, Wisconsin y Pensilvania.
Mientras, la “justicia” le dio otra ayudita a Trump: el fiscal especial a cargo de la investigación en el caso del asalto al Capitolio presentó una nueva acta de acusación contra el expresidente estadounidense rebajando las alegaciones para ajustarse al dictamen del Supremo sobre la inmunidad de sus actos como mandatario.
Trump consideró en su red social, Truth Social, que el fiscal especial al frente de la investigación, el «trastornado» Jack Smith, ha interpuesto esa «ridícula» acusación contra él «en un esfuerzo por resucitar una caza de brujas ‘muerta’ en Washington DC, en un acto de desesperación y para salvar las apariencias». El aspirante republicano, que va perdiendo en los sondeos, estimó que hay una instrumentalización del sistema en su contra y culpó a Kamala Harris de estar al frente de ese movimiento.
Kamala va
Tras el éxito de la Convención Nacional Demócrata de la semana pasada, la candidata presidencial de ese partido, Kamala Harris, y su compañero de fórmula, Tim Walz, comienzan una gira en autobús al estado clave de Georgia, mientras sus contrincantes republicanos Donald Trump y J.D. Vance realizarán múltiples actos en Pensilvania y Michigan. Son tres de los seis o siete estados considerados claves, en torno a los cuales muy probablemente se definirá el resultado nacional de la elección del 5 de noviembre.
Las encuestas indican que la contienda presidencial está muy cerrada y por lo tanto el enfoque en las últimas 10 semanas será sobre esos estados claves, entre los cuales están Pensilvania, Michigan, Wisconsin, Georgia, Arizona, Nevada y posiblemente Carolina del Norte, donde los candidatos están virtualmente empatados, aunque a nivel nacional Harris está arriba por tres puntos, según las principales encuestas.
El sistema electoral de EEUU es complejo: no hay voto directo nacional para presidente y en la práctica se realizan 50 elecciones estatales, y con un par de excepciones, quien gane cada estado se lleva todos los votos electorales de esa entidad para acumular los 270 o más que se requieren al final para ganar la Casa Blanca. Para un país que no deja de sermonear al resto del mundo sobre la democracia, el candidato que obtiene la mayoría de los votos en todo el país, no necesariamente gana la presidencia.
Más de 154 millones de personas participaron en la elección nacional de 2020, pero Joe Biden ganó sólo por un margen de entre 100 mil y 300 mil votos en total. El portal Axios concluyó que aproximadamente 244 millones de estadunidenses tendrán el derecho de votar. Pero 99.5 por ciento no serán los que deciden: el seis por ciento de los votantes en seis estados podrán acabar decidiendo esta elección, según Axios.
Más de 200 republicanos que trabajaron para el presidente George W. Bush, el senador Mitt Romney o el fallecido senador. John McCain manifestaron su respaldo a Harris, advirtiendo en una carta que una segunda presidencia de Trump «herirá a la gente real y cotidiana y debilitará nuestras instituciones sagradas».
La democracia y un debate suspendido
En 2000 el demócrata Al Gore ganó más votos a nivel nacional pero perdió ante George Bush, y en 2016, Hillary Clinton también ganó más votos a nivel nacional, pero perdió la elección y Donald Trump llegó a la Casa Blanca.
Es que en 48 de los 50 estados, al ganador le son otorgados todos los votos electorales de cada entidad en la que triunfe, aun cuando sea por la mínima diferencia. El sistema. electoral le otorga a pequeños estados un poder no proporcional en el voto electoral, Sin embargo, la dinámica del número muy reducido de estados que probablemente determinarán los resultados de la elección ofrece oportunidades para otras voces.
Por ejemplo, Trump ganó Michigan a Clinton en 2016 por un margen de 10 mil votos. Pero este año, más de 100 mil electores de ese mismo estado votaron en las primarias por delegados no comprometidos con Harris (fueron 700 mil quienes votaron así en las primarias), en demanda de un giro en la política de apoyo incondicional de EEUU a Israel y su guerra genocida en Gaza.
A pesar de manifestaciones, protestas y un llamado de líderes progresistas dentro del partido, Kamala Harris sólo logró meter breves comentarios de preocupación por la situación en Gaza entremezclados con una defensa firme del derecho de Israel a defenderse a sí mismo, y se negó a permitir un orador palestino para hablar desde el podio ante la convención.
Trump, quien se queja de la hostilidad de la televisión, dejó en el aire la celebración del único debate televisado pactado con Kamala Harris, previsto inicialmente para el 10 de septiembre, pese a que llegó a proponer hasta tres debates con ella. «Kamala rechaza conceder entrevistas porque no confía en su propio nivel de inteligencia y ahora quiere cambiar las reglas del debate en ABC ‘Fake’ News», afirmó en su red social, tras
El equipo de Trump quiere conservar el mismo formato que ya le funcionó en el único cara a cara que libró en televisión el 27 de junio con el ya retirado Joe Biden, principalmente para que los micrófonos se abriesen por turnos y sólo estuviese conectado el del orador, lo que limita las interrupciones. Harris, en cambio, quiere que nunca se cierren.
«Si Kamala Harris no es lo suficientemente inteligente como para repetir los puntos que sus encargados quieren que memorice, es su problema. Este parece ser un patrón para la campaña de Harris. No permiten que haga entrevistas ni conferencias de prensa y ahora quieren darle apuntes para hacer trampas», señaló Jason Miller, portavoz de Trump.
Las indefiniciones de Kamala
La historiadora Barbara Ramsey señaló que “Es necesario reconocer la gravedad del momento que estamos viviendo y el bagaje político que Harris trae consigo”. Critica a Harris por su postura a favor del apoyo férreo de Estados Unidos a Israel y por negarse a incluir oradores palestino-estadounidenses en la Convención Nacional Demócrata.
“Me alegró escucharla mencionar el sufrimiento del pueblo palestino, pero, por supuesto, no sonó genuino. Sonó como una frase un poco vacía, teniendo en cuenta que el gobierno de Biden podría detener gran parte de ese sufrimiento si deja de enviar al Gobierno israelí bombas de 900 kilos y 3.000 millones de dólares al año”, dijo en Democracy Now!.
La historia de amor ‘más estadounidense’ de los padres de Kamala Harris – InfobaeHarris es hija de inmigrantes: su madre Shyamala Gopalan, de la India, y su padre, Donald Harris, de Jamaica, fueron destacados académicos que tuvieron además intensa actividad en la lucha de los años 60 contra la segregación racial.
Pese a ello, Kamala se mostró dispuesta a continuar con la línea dura del gobierno de Biden en materia de inmigración. Si bien habló de Estados Unidos como “una nación de inmigrantes” y prometió “reformar el mal funcionamiento de nuestro sistema de inmigración”, dijo que, como presidenta, reviviría un duro proyecto de ley de política fronteriza presentado este año, cuya aprobación fue impedida por los republicanos.
El proyecto limita el derecho al asilo político, acelera las deportaciones y habilita la contratación de más agentes fronterizos. Cuando Donald Trump presionó a los legisladores republicanos para que lo rechazaran, el Gobierno de Biden implementó muchas partes de dicho proyecto de ley a través de una orden ejecutiva. “Donald Trump ha empujado a nuestra política migratoria tan a la derecha que es necesario luchar […] para llevar las políticas referidas a la inmigración de nuevo a los lineamientos que tenían algunos años atrás”, plantea el congresista por Texas Greg Casar.
“Nuestra política ha sido empujada tanto a la derecha sobre migración por Donald Trump que ya es hora de luchar… para realinear nuestra política sobre migración a donde estaba hace unos años”, comentó el diputado Greg Casar, de Texas, en entrevista con Democracy Now.
En la Convención Nacional Demócrata, el delegado de Michigan, de origen árabe, Abbs Alawieh señaló que “Queremos derrotar a Trump, pero para poder movilizar a los nuestros a favor de la vicepresidenta Harris necesitamos escuchar de ella que apoya un alto el fuego inmediato y un embargo de armas a Israel. Ella está en riesgo de perder Michigan, un estado tiene una comunidad árabe-estadounidense que podría impactar directamente en el resultado”, dijo.
Harris hizo mención, en la noche final de la convención en Chicago, de la necesidad de un fin de la guerra de Israel en Gaza y la liberación de los rehenes. Agregó que con ello el sufrimiento en Gaza llegará a su fin, y el pueblo palestino podrá alcanzar su derecho a la dignidad, la seguridad, la libertad y la autodeterminación. Pero, llamar a un alto el fuego mientras está enviando bombas no convence.
El otro tema que podría descarrilar el ímpetu de Harris y Walz es el de la inmigración. El día en que la vicepresidenta ofreció su discurso de aceptación formal de la candidatura de su partido, Trump estaba visitando Montezuma Pass, en Arizona, para elogiar el muro fronterizo que dice haber construido, aunque esa sección fue realmente edificada durante el gobierno de Barack Obama.
Allí Trump criticó nuevamente a Harris por el fracaso de su gobierno en controlar los cruces no autorizados de la frontera; e ignoró por completo que por los esfuerzos de México se ha reducido el flujo de migrantes a la frontera casi 50 por ciento.
* Socióloga estadounidense, profesora universitaria, colaboradora del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE).