Bernardo de Miguel – El País
La Comisión debate fórmulas para sortear el veto de Budapest y Varsovia que amenaza el presupuesto europeo en plena crisis por la pandemia
La Comisión Europea ha debatido en su reunión semanal de este miércoles las fórmulas para poner en marcha el ansiado fondo de recuperación contra la pandemia sin contar con Hungría ni Polonia. El plan, según fuentes comunitarias, permitiría esquivar el veto de Hungría y Polonia a los presupuestos de la UE y financiar los 750.000 millones de euros del fondo de recuperación dentro del marco presupuestario en vigor y repartirlo entre los países que deseen participar. Las fórmulas sobre la mesa son arriesgadas políticamente, porque visualizarían el aislamiento de Hungría y Polonia dentro del club. Pero el organismo comunitario asegura que desde el punto de vista técnico “se pueden aplicar rápidamente”. La amenaza de condenar al ostracismo a esos dos países llega a una semana de la cumbre europea del 10 y 11 de diciembre en la que Bruselas todavía espera que húngaros y polacos levanten su veto.
Los dos socios mantienen bloqueado el acuerdo del marco presupuestario para 2021-2027 y la creación del fondo anticrisis. Intentan así impedir la aprobación del nuevo reglamento que condiciona las ayudas comunitarias al respeto al Estado de derecho. Pero ni el Consejo de la UE ni el Parlamento Europeo parecen dispuestos a renunciar a un reglamento que permitirá suspender aportaciones a los países comunitarios donde la fragilidad del Estado de derecho ponga en peligro los intereses financieros de la Unión.
Alemania, país que preside durante este semestre el Consejo de la UE, busca entre bambalinas un posible acuerdo con Budapest y Varsovia que permita desbloquear la situación en la cumbre de la próxima semana. Pero la Comisión prepara ya vías alternativas para aprobar el fondo de recuperación ante el riesgo de que se mantenga el veto de los Gobiernos de Viktor Orbán y Mateusz Morawiecki.
Tras la reunión de la Comisión, fuentes comunitarias se han mostrado convencidas de que “la solución se puede encontrar y se puede aplicar rápidamente”. Las mismas fuentes añaden que “la Comisión está convencida de que la ruta alternativa permite replicar exactamente los 750.000 millones de euros del fondo [de recuperación] y proceder a los desembolsos en el calendario previsto”.
Los países participantes en este esquema deberían decidir, en ese caso, si empequeñecer el fondo restando el montante equivalente a las partidas previstas para Hungría y Polonia; o si, de lo contrario, se reparten esas cuantías (en teoría correspondientes a estos dos países) entre el resto.
Bruselas confía en que la cumbre europea de la próxima semana (10 y 11 de diciembre) resuelva el conflicto y permita poner en marcha el histórico acuerdo alcanzado en julio, cuando se pactó un marco presupuestario de más de un billón de euros y un fondo de recuperación de 750.000 millones de euros financiado con deuda europea.
El bloqueo de Varsovia y Budapest afecta a todas las cuentas comunitarias y pone en peligro incluso la aprobación de un presupuesto anual ordinario para 2021. La Comisión Europea ha iniciado este miércoles también los preparativos para operar el año que viene con un presupuesto prorrogado, lo que obligaría a paralizar la financiación de numerosos programas y a trocear los pagos del resto en doceavas partes mensuales. Los Estados recibirían mucha menos financiación comunitaria a partir del 1 de enero y Bruselas desembolsaría las ayudas del próximo año mes a mes hasta que disponga de un nuevo presupuesto anual.
Fuentes de la Comisión advierten de que esa fórmula supondría una caída del gasto de 25.000 o 30.000 millones de euros, con especial incidencia en los fondos estructurales, en los programas de investigación y en la gestión de fronteras. Las famosas becas Erasmus para cursar estudios universitarios fuera del país de origen también quedarían inmediatamente suspendidas.
A pesar de las dificultades, la Comisión no se muestra dispuesta a permitir que Viktor Orbán y Mateusz Morawiecki condenen a la UE al marasmo presupuestario en medio de la grave crisis provocada por la pandemia de la covid-19 y con la posibilidad de mayores turbulencias económicas por la salida definitiva del Reino Unido del mercado europeo el próximo 31 de diciembre.
El organismo comunitario planea ya una puesta en marcha del fondo de recuperación “dentro del ordenamiento legal comunitario y con la participación de los países que lo deseen”. Bruselas solo descarta la posibilidad de utilizar un acuerdo intergubernamental para sortear el veto, fórmula defendida por países como Francia y que se utilizó durante la crisis del euro para crear el Mecanismo Europeo de Estabilidad. “Obligaría a volver a la casilla de salida de la negociación y, además, obligaría a los países a aportar financiación y aumentar su deuda, lo cual no conviene en estos momentos”, señalan fuentes la Comisión.
El organismo presidido por Ursula von der Leyen es partidario de que el fondo se apruebe y gestione dentro del procedimiento presupuestario habitual y sobre la base de los artículos del Tratado (como el 122) que permiten desarrollar mecanismos de asistencia financiera a los Estados miembros. Una de las fórmulas posibles pasaría por la aportación de avales nacionales para permitir a la Comisión emitir deuda en los mercados y financiar las ayudas a todos los países involucrados.
Fuentes de la Comisión añaden que las normas en vigor ofrecen margen suficiente para poner en marcha el fondo de recuperación. En concreto, la llamada Decisión de Recursos Propios, que fija el techo de financiación de la UE, permitiría la emisión de deuda necesaria para el fondo. En julio se pactó elevar los recursos propios del 1,20% de la Renta Nacional Bruta (RNB) de la UE al 1,40% y, de manera temporal, hasta el 2%, con el objeto de disponer de holgura suficiente para la emisión de deuda y de un respaldo financiero mayor para su colocación en los mercados. Pero Budapest y Varsovia también mantienen bloqueada esa ampliación, por lo que el fondo se tendría que financiar con los límites vigentes.02.12.20
——————————–
Lea también:
Eurodiputado homófobo húngaro pillado en una orgía gay en Bruselas
Redacción, La Vanguardia de Barcelona
Szájer, impulsor de la ley que prohíbe el matrimonio homosexual en Hungría, dimitió antes de que estallara un escándalo que no ha podido evitar
En los últimos tiempos se ha extendido la idea de que ser eurodiputado es un chollo. Elevados sueldos libres de impuestos, dietas astronómicas, viajes pagados, largos fines de semana, poquito trabajo… Son algunas de las prebendas que el imaginario público atribuye, puede que de forma infundada, a los miembros del Parlamento europeo.
Pero para József Szájer, que es eurodiputado por Hungría desde 2004, su escaño sí se ha convertido en un auténtico chollo, en un asiento liberador que le ha permitido llevar una doble vida, aunque quizá sea solo por una noche. Szájer, de 59 años, es uno de los fundadores del partido de ultraderecha Fidesz que gobierna en Hungría.
Veto al matrimonio gay
Fidesz, capitaneada por el primer ministro húngaro, Viktor Orban, es una formación de ultraderecha, cristiana, homófoba y euroescéptica. Llegó al poder en 2010 y no dudó en poner en marcha su desacomplejada agenda contra los gays. Reformó la Constitución en 2011 para dejar claro que el matrimonio solo puede ser la “unión entre un hombre y una mujer”.
Y después, a través de emiendas y remiendos legales, ha ido acotando todavía más las libertades sexuales prohibiendo, por ejemplo, que las parejas gays puedan adoptar niños o vetando el reconocimiento legal para las personas que han cambiado de sexo. En el Fidesz, cuya candidatura en los comicios de 2010 logró el 52% de los votos, saben que estas políticas homófobas son aplaudidas por su público.
Por eso han impulsado otras iniciativas, quizá un poco disparatadas, para congraciarse aún más con el votante ultraconservador. Medidas como darse de baja del festival de Eurovisión, que tanto gusta al público gay, o boicotear el musical Billy Elliot, que tuvo que anular algunas de las representaciones que tenía agendadas en la Ópera de Budapest para evitar que los jóvenes espectadores cayesen en la tentación de convertirse en homosexuales.
Szájer encaja a la perfección en el perfil de político que se espera de su partido. Es un hombre blanco, de mediana edad, casado con una jueza del Tribunal Constitucional de su país, padre de una hija y defensor con ahínco los valores de la tradición cristiana. Y aunque su partido es euroescéptico, no ha tenido reparo en representarlo en el Parlamento europeo durante más de 15 años.
Orgía con otros 24 hombres
Pero el pasado viernes a Szájer lo pillaron con el carrito del helado. La culpa fue del coronavirus. El político húngaro modelo se fue a una orgía gay con otros 24 hombres entre los que se encontraban también algunos diplomáticos. No se sabe si era la primera vez que participaba en una fiesta de estas características o si lo tenía por costumbre. El caso es que nadie hubiera dicho ni pío porque la francachela tuvo lugar en Bruselas donde la manga es mucho más ancha que en Budapest.
Pero se da la circunstancia de que en Bélgica hay restricciones por la pandemia del coronavirus, los bares y restaurantes están cerrados, las reuniones, limitadas a unas pocas personas y las fiestas, ya sean orgías o cumpleaños de escolares, prohibidas. A las autoridades belgas les da lo mismo lo que hagan los eurodiputados con sus vidas en sus ratos libres, pero por la vulneración de las restricciones anti Covid no pasan.
Así que la Policía detectó la fiesta ilegal e hizo algunas detenciones. Encontró, como suele ocurrir en estos casos, drogas y abrió las correspondientes diligencias. Szájer dimitió el mismo viernes antes de que estallara un escándalo que, al final, no ha podido evitar. Ayer trascendió lo de la orgía y también que entre los celebrantes había un eurodiputado. Fue cosa de horas que se develase su nombre.
El político húngaro, que ya no es tan modelo como parecía, redactó un comunicando en el que habla de su “paso en falso” y de sus “30 años de devoción y de trabajo duro”. Habrá que ver si esa especie de disculpa le sirve de algo. Lo de pagar la multa es el menor de sus problemas. A Szájer se le abren ahora dos frentes más problemáticos.
“Tenemos sexo unos con otros”
Por un lado, tendrá que esperar a la reacción de Orban, quien quizá no celebre las declaraciones del anfitrión de la orgía: «Siempre invito a mis fiestas a algunos amigos, que luego traen a otros y nos lo pasamos bien juntos. Hablamos un poco, bebemos algo, como en un café. La única diferencia es que mientras tanto también tenemos sexo unos con otros. No veo nada de malo en ello», ha asegurado al diario Het Laatste Nieuws David Manzheley, el joven de 29 años que organizó el encuentro.
Por otro lado, Szájer tendrá que afrontar su condición de investigado por saltarse las leyes belgas de consumo de drogas, pues tras renunciar a su escaño, ha perdido la preciada inmunidad parlamentaria de la que gozaba desde que entró en la eurocámara en 2004. 02/12/2020