Por Juan Antonio Sanz – Público.es
Las nuevas victorias rusas en el este de Ucrania y las dudas sobre la continuación del apoyo de EEUU dejan a Kiev sin capacidad de maniobra de cara al invierno.
Ni en la sede de la OTAN en Bruselas ni en Washington se habla ya de una factible victoria ucraniana sobre Rusia, sino más bien de salvar los muebles, si es posible, en un conflicto que avanza hacia su tercer año sin visos de una solución favorable a Kiev y con un creciente número de dudas en la actuación del presidente Volodímir Zelenski, empeñado en la participación total de Occidente en la guerra.
Con el invierno a la vuelta de la esquina y gran parte de los sistemas energéticos dañados, las derrotas ucranianas en el frente del este se suceden, Estados Unidos pierde interés en el conflicto, condicionado por sus elecciones presidenciales en noviembre y la imparable crisis de Oriente Medio, y la OTAN empieza a tocar el tema de las negociaciones como única salida a la contienda ucraniana.
El nuevo secretario general de la OTAN, Mark Rutte, lo dijo este martes en Bruselas. Ucrania podría afrontar el peor invierno de la guerra. Los ataques rusos para dejar a oscuras, sin agua y sin calefacción a millones de ucranianos se han incrementado. Y esa estrategia desmoralizadora solo puede atajarse multiplicando las defensas antiaéreas de Ucrania, algo que los aliados de Kiev no están logrando.
Rutte pone en el horizonte las negociaciones con Rusia
Rutte sucedió al frente de la Alianza el 1 de octubre al belicista Jens Stoltenberg, siempre confiado en una victoria ucraniana que el tiempo y el curso de la guerra se han encargado de mostrar como improbable. El político neerlandés ha tardado poco en poner sobre la mesa el tema de las negociaciones para detener la sangría.
En esas declaraciones junto al presidente finlandés, Alexander Stubb, el máximo responsable de la OTAN insistió en la necesidad de entregar más armas a Ucrania, pero ya no subrayó que el fin de la guerra pasa por derrotar a los rusos.
«¿Por qué es tan importante que hagamos más para fortalecer a Ucrania? Porque es el único camino hacia un acuerdo negociado y para convencer a (el presidente ruso, Vladímir) Putin de que no va a ganar en el campo de batalla», afirmó Rutte.
Según el jefe de la OTAN, «depende de Ucrania decidir cuáles son las condiciones aceptables para una solución negociada y también cuáles son las condiciones para entablar conversaciones con los rusos». La OTAN, insistió, «lo que puede hacer es ayudar a fortalecer las bazas de Ucrania proporcionando suficiente apoyo militar».
De momento el compromiso formal con Ucrania aguanta, pero las dudas crecen y esta guerra empieza a dejar de ser una prioridad en la política exterior de Estados Unidos.
EEUU suspende una reunión clave para la entrega de armas a Ucrania
Este sábado estaba prevista una cumbre del medio centenar de países que apoyan a Ucrania en la base estadounidense de Ramstein, Alemania. La convocatoria fue del presidente Joe Biden y era esperada con mucha expectación por Kiev, sobre todo tras los últimos reveses en el frente bélico.
Zelenski quería remarcar en Ramstein la importancia de esa ayuda, ahora que las guerras de Gaza y el Líbano, y una posible contienda entre Israel e Irán, con participación de EEUU, están apartando la atención internacional del conflicto ucraniano.
Pero Biden indicó de forma repentina que no acudiría a Ramstein por lo que el encuentro del Grupo de Contacto para la Defensa de Ucrania finalmente fue aplazado.
Biden señaló que tampoco viajará a Alemania, en la que se esperaba que fuera la primera visita a este país de un mandatario estadounidense en cuatro décadas. El presidente alegó que los preparativos ante el inminente embate del huracán Milton y la organización de la ayuda por los efectos devastadores que ha tenido otro ciclón, el Helena, que dejó 200 muertos en ese país, demandan su presencia en Estados Unidos.
Aunque no la ha incluido la Casa Blanca para explicar la cancelación del viaje de Biden, pende en el aire la inminente represalia israelí contra Irán, tras la lluvia de misiles que lanzó Teherán la semana pasada. EEUU ha cerrado filas con Israel y podría participar en el contraataque o al menos contrarrestar una represalia iraní.
Pero la Casa Blanca no desea una conflagración a gran escala con Teherán en estos momentos. A menos de un mes de las elecciones presidenciales tal conflicto podría derivar en una desafección mayor de la población musulmana de Estados Unidos.
Además, el sector armamentístico estadounidense podría verse obligado a cortar sus suministros a Kiev para centrarlos en Israel y en el fuerte contingente estadounidense desplegado ya en Oriente Medio.
En cualquier caso, al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, le ha quedado claro que la guerra contra Rusia ya no figura entre las prioridades de Washington. Así, el aspirante republicano a suceder a Biden en la Casa Blanca, el expresidente Donald Trump, ha insistido muchas en que una de las primeras cosas que hará si llega al poder será poner fin a esa guerra.
Se acaba el tiempo para Ucrania
La suspensión de la cumbre de Ramstein ha caído como un jarro de agua fría para Zelenski, que ve cómo se echa el tiempo encima sin el suficiente armamento como para sostener la ofensiva ucraniana de Kursk, en el sur de Rusia, defenderse de los ataques aéreos rusos contra las infraestructuras críticas y, sobre todo, para detener el imparable avance ruso en el este de Ucrania, en la región de Donetsk.
El propio secretario general de la OTAN tuvo que admitir el martes que la situación de Ucrania en el campo de batalla «sigue siendo difícil», pues los rusos «están haciendo avances lentos, pero constantes, en el este», pese a la «enorme» magnitud de sus pérdidas humanas.
Rutte no comentó, claro, la difícil situación del ejército ucraniano, sin tropas de refuerzo y con apenas reclutas para suplir a los veteranos del frente, agotados tras más de dos años y medio de guerra, lo que se está reflejando en la capacidad de resistencia en el frente del Donbás y en concreto en esa región de Donetsk.
Una victoria rusa que ha pasado desapercibida
La invasión israelí del Líbano y el ataque con misiles iraní sobre Israel quitaron atención al que ha sido uno de los golpes más duros sufridos por el ejército ucraniano en el último medio año precisamente en Donetsk.
La semana pasada, el 2 de octubre, cayó en manos rusas el hasta ahora inexpugnable bastión de Vugledar, el mayor triunfo de las fuerzas del Kremlin desde la captura de Avdivka, en febrero pasado. Vugledar, una ciudad minera que domina la región circundante, es un importante nudo ferroviario entre el este y el sur de Ucrania, y una encrucijada clave para las líneas de suministro del ejército ucraniano.
Ahora, el objetivo ruso es Pokrovsk, otra localidad muy fortificada que analistas occidentales consideran que podría ser conquistada antes de la llegada del invierno. En menos de dos semanas, las fuerzas rusas han conquistado ocho localidades en Donetsk, imprimiendo a la ofensiva en el Donbás una celeridad que no se había visto desde el comienzo de la guerra, el 24 de febrero de 2022.
Pero los avances rusos no se limitan a Donetsk. En la región meridional rusa de Kursk, donde a principios de agosto entró un importante contingente ucraniano, el ejército del Kremlin recuperó esta semana dos aldeas, Nóvaya Soróchina y Pokrovski. Esa ofensiva ucraniana, aunque mantiene ocupada una pequeña porción del sur de Kursk, ha sido ya detenida por las fuerzas rusas y corre el riesgo de que las tropas sean cercadas.
Zelenski insiste en que Biden puede cambiar las tornas
Durante su visita a Zagreb este miércoles, Zelenski confió en que en los próximos tres meses, antes de que Biden deje la Presidencia de Estados Unidos, Ucrania pueda con su ayuda dar la vuelta al conflicto y así avanzar hacia una paz aceptable para Kiev e impedir que la guerra se alargue más allá de 2025.
Zelenski indicó que cuenta con «el liderazgo» de Biden para acometer ese propósito antes de fin de año. En septiembre, presentó al presidente estadounidense su llamado «Plan de la victoria», destinado a forzar a Moscú a aceptar el plan de paz ucraniano que incluye la retirada completa rusa de Ucrania.
No han trascendido los detalles concretos del plan, pero todo apunta a que contempla el bombardeo de objetivos militares y civiles (centrales de energía) en el corazón de Rusia con los misiles de largo alcance occidentales, cuyo uso más allá de la frontera ucraniana ha sido denegado a Kiev por Washington.
Pero estos deseos de Zelenski, que desestiman una eventual respuesta militar rusa, tampoco parecen factibles si se considera que puede ser inminente una guerra de grandes de Israel contra Irán, con la implicación total estadounidense y con Rusia de por medio, por su alianza con Teherán.
El chasco de Ramstein
El presidente ucraniano quería presentar este sábado su Plan de la Victoria a sus aliados en Ramstein. La anulación del encuentro apunta también a la desconfianza de Washington ante un plan que demanda a Occidente cruzar demasiadas líneas rojas y acelerar su implicación directa en la guerra.
Zelenski trata de maniobrar y atraer el apoyo del mayor número de países, como hizo este miércoles en la ciudad croata de Dubrovnik con los líderes de treces países del sudeste de Europa más Turquía.
Sin embargo, desde el momento en que Israel decidió prender su guerra en Oriente Medio hace un año, primero en Gaza y después en el Líbano, las cosas empezaron a cambiar. El tablero de juego es mucho mayor y Ucrania solo es una casilla más. Una casilla en la cual ya nadie se cree que se juega el destino de Europa y menos aún el del mundo.
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