¿Necesitamos un nuevo Renacimiento?

Por Esteban Valenti (*)

Con el aislamiento tengo más tiempo y les puedo pedir a mis lectores más  paciencia. Hace mucho que vengo estudiando el proceso de transición de la Edad Media a la Edad Moderna y en especial el Renacimiento. ¿Hay alguna similitud con la situación actual del mundo? ¿Es posible y necesario un nuevo Renacimiento (1)?

Son preguntas que me he formulado muchas veces y que requieren cierto espacio para buscar las respuestas, un espacio histórico.

Lo importante es analizar desde donde partir en la historia universal, para definir si hay condiciones similares, o puntos de contacto con la crisis que afrontamos actualmente y seguiremos afrontando luego de la pandemia- obviamente en situaciones totalmente diferentes – con la crisis del siglo XIV.

La Edad Media en sus diferentes situaciones duró prácticamente un milenio, pero si partimos de la Gran Crisis del siglo XIV acotamos las causas y los efectos a solamente dos siglos.

La historiografía ha denominado Crisis del siglo XIV la que se produjo en Europa y en toda la cuenca del Mediterráneo, abarca el tramo final de la Edad Media y termina con el Renacimiento europeo, y los grandes descubrimientos, iniciados en 1492. Es una interpretación occidental y debemos asumir esta limitación en un mundo globalizado como el actual.  Hoy es obligatorio, tener una mirada más global, incluyendo la situación de oriente medio y lejano, en particular China donde no se puede de ninguna manera hablar de Edad Media y también de las importantes civilizaciones americanas, Incas, Mayas y Mexicas. (2)

Las causas fundamentales de la Gran Crisis del siglo XIV fueron los cambios climáticos, con un importante disminución de las temperaturas, luego de lo que se denominó óptimo medieval, esto y límites tecnológicos, determinaron una caída importante en la producción agropecuaria que coincidió con un crecimiento demográfico. Se calcula que en Europa vivían aproximadamente 80 millones de personas, fue precisamente La Gran Hambruna entre los años 1315 y 1317 que marcó el inicio de la crisis.

Aunque partimos de circunstancias europeas, existieron otras civilizaciones, como por ejemplos la civilización Jemer de Angkor (en Camboya) que tuvieron una crisis semejante, producto de la sobreexplotación de las tierras.

Posteriormente se produjo la más mortífera pandemia de todos los tiempos, la peste negra o peste bubónica que entró por Messina (Sicilia) desde Asia en 1348 y se extendió a una parte importante de Europa y redujo su población a menos de un tercio, además de generar los desequilibrios económicos que afectaron a sectores mayoritarios de la población, el cambio en el uso de la tierra -equilibrio entre agricultura y ganadería-, alteración de las rudimentarias estructuras tradicionales del comercio y del crédito, lo que provocó grandes convulsiones sociales, políticas y también ideológicas.

Otro elemento fue el crecimiento del tamaño de las ciudades y su impacto en las relaciones sociales y con el medio ambiente.

En medio de este panorama que afectó las cadena de vasallaje feudal también se produjo la Guerra de los Cien Años (un conflicto armado entre los reinos de Francia e Inglaterra que duró 116 años (24 de mayo de 1337-19 de octubre de 1453) El conflicto fue de raíz feudal, pues su objetivo era resolver quién se quedaría con las tierras adicionales que los monarcas ingleses habían acumulado desde 1154 en territorio francés.

Hubo una explosión de los movimientos heréticos, junto con la crisis de la ortodoxia religiosa, con el Cisma de Occidente, el surgimiento de los hussitas, lolardos y fraticelli, comportó la crisis de la escolástica, mientras en el arte, el estilo gótico puro o gótico flamígero se desarrolló en la mayor parte de Europa Occidental, en Italia se crearon las condiciones intelectuales del llamado Prerrenacimiento (Dante, Petrarca, Bocaccio en las letras y en la pintura y la escultura Giotto, Simone Martini, Taddeo Gaddi, entre otros.

Volviendo a la peste negra, y en general La Gran Crisis, las consecuencias no fueron graves para todos por igual, los que sobrevivieron y tenían cierta posición, acumularon capitales importantes por las herencias, que determinaron  un aumento de las inversiones en emprendimientos diversos, se alteraron los precios de los bienes, creando fuertes tensiones entre la oferta y la demanda y por la cantidad de pérdidas humanas hubo dificultades para conseguir mano de obra, lo que obligó a los señores feudales a atender demandas y mejorar las condiciones de vida de sus siervos. Hubo por otro lado importantes rebeliones campesinas y urbanas, que fueron violentamente reprimidas. Las más famosa la de Flandes en 1323 con repercusiones en Brujas e Ypres, entre los trabajadores del ámbito textil, los bataneros y tejedores. Campesinos y artesanos se enfrentaron a la política fiscal establecida y al tradicional diezmo eclesiástico.

Los nobles con más fuerza, crecieron en su poder, sobre todo a costa de los nobles más débiles y se convirtieron en la gran nobleza y en la aristocracia en las cortes de Europa. En la iglesia católica las diferencias entre los altos prelados, obispos, cardenales y abades y por otro lado los curas de parroquias pobres se transformaron en un abismo.

Mientras que en las ciudades la burguesía con recursos, también se fracturó todavía más de la baja burguesía, lo que completó un ciclo en que la condición social dependía de la riqueza económica (no siempre relacionada con la tenencia de la tierra), y por lo tanto mucho más que del origen familiar. Algo que nunca había sucedido.

A nivel de los ejércitos hubo otro cambio radical, que se vio reflejado en los campos de batalla, los soldados feudales, campesinos y siervos transformados en soldados, fueron superados totalmente por las nuevas tecnologías, como el arco inglés de tiro largo, o la pica utilizada por los mercenarios suizos. Es decir los ejércitos pagos.

Nuevas ideas religiosas, (Cátaros y Valdenses, este último movimiento religioso vinculado posteriormente al Uruguay) (3) que dieron origen a lo que fue la Reforma protestante del siglo XVI, calvinismo y luteranismo, también como respuesta a la corrupción de la iglesia romana y su contubernio con el poder. El totalitarismo teocéntrico comenzó a debilitarse y dio paso a una visión antropocéntrica, que fue la base del humanismo del siglo XVI

Y ese fue sin duda el cambió que resumió todos los anteriores, el más importante: el humanismo, sin el cual el renacimiento ni hubiera tenido la base ideológica y cultural que lo hizo posible, en las artes, en las ciencias, en la política, en la filosofía, en la cultura en general.

Las tensiones entre el monopolio económico feudal, pero también, social e intelectual de los sectores privilegiados, fue cediendo poder, por un lado hacia los reyes y de manera más amplia hacia la burguesía, aunque la mayoría abrumadora de la población seguía siendo campesina y pobre.

Es a partir del siglo XV que comenzó la recuperación de Europa, luego de la peste y todas sus consecuencias, en particular la Gran Crisis del siglo XIV.

Como puede apreciarse los paralelismos con la actualidad pueden ser difíciles y las diferencias, seis siglos después, también son muy complejas, pero hay algunos rasgos que deberíamos rescatar: no se salió de esa terrible crisis, en la salud, en la economía, en las sociedades, en la producción, en las religiones y las culturas, en las instituciones, simplemente recomponiendo algunas cosas del pasado para que todo siguiera igual. Sobre la base del humanismo como eje de todo, hubo enormes cambios en todos los planos.

Lo más conocido del Renacimiento (la Rinascita como la llamaron en Italia) fue sin duda en las artes, con Florencia como epicentro que luego se expandió por toda Europa, pero no es casual que uno de los pensadores políticos más lúcidos y profundos (y más denigrado) Nicoló Machiavelli, haya producido su obra precisamente en Florencia. Como decía André Malraux «El arte oculta algo más profundo que el arte». Nunca fue más cierto que en el Renacimiento.

Giovanni Pico della Mirandola, florentino, a los 23 años de edad  escribió la Oratio de hominis dignitate (4), que fue sin duda el «manifiesto del Renacimiento»,? y constituye un texto fundamental del humanismo renacentista, así como de la llamada «reforma hermética». Por su parte los Medicis no fueron solo los grandes mecenas del arte renacentista, Cosme de Medici fundó la Academia Platónica, una institución centrada en el debate sobre el humanismo dirigida por Marsilio Ficino. Y además de las artes plásticas, en la literatura Giovanni Bocaccio escribe el Decameron, una colección de cuentos considerada la primera expresión literaria del realismo humanista.

La filosofía renacentista no significó exactamente un retorno a la cultura clásica, adaptada durante la Edad Media al cristianismo, sino más bien una restitución de la verdadera esencia de los valores helénicos, una revalorización de Platón y en oposición a Aristóteles.

La difusión del conocimiento y de las ideas sufrió una revolución tecnológica y cultural que perdura hasta hoy, Johannes Gutenberg  inventó y puso en funcionamiento la imprenta de tipos móviles hacia el año 1440 en Maguncia, su trabajo más reconocido es la Biblia de 42 líneas (se refiere al número de líneas impresas en cada página), que se considera el primer libro impreso con tipografía móvil. Los libros circulando por toda Europa y más allá, fueron un factor fundamental del humanismo y del Renacimiento.

Sin el humanismo surgido del Renacimiento no hubiera sido posible la Ilustración, el movimiento cultural e intelectual, nacido a mediados del siglo XVIII y que fue la base intelectual e ideológica de la Revolución Francesa. Un tema para analizar en otro artículo.

Mientras tanto a finales del siglo XV (12 de octubre de 1492), se produce la llegada de Cristóbal Colón a las Américas y se inicia la era de los grandes descubrimientos, mientras Vasco da Gama en mayo de 1493 llega  Calicut, en el actual estado indio de Kerala y establece la ruta marítima hasta la India, entre esas portentosas navegaciones hay que incluir a Hernando de Magallanes y al capitán de una de sus naos, Juan Sebastián Elcano que completó la circunvalación de la tierra, iniciando su expedición en 1519 y regresando a España en 1522.

A esta altura conviene recordar una frase de Benedetto Crocce «toda historia hecha seriamente es contemporánea» Es una visión muy profunda y todo intento de repetir la historia será fallido, pero no considerar nuestras raíces – bien leídas y con espíritu crítico – donde hay señales fundamentales para nuestro presente y nuestro futuro, sería un grave error. Algo debemos haber aprendido, genéticamente y culturalmente.

Es posible que yo esté leyendo parcialmente la historia, pero creo que en un tiempo más reducido, por la velocidades globales de nuestra época, estamos afrontando La Gran Crisis del siglo XXI, el coronavirus y, que así la recordarán en el futuro, incluso lejano, pero nada nos garantiza que de ella salgamos hacia un renacimiento, con un fuerte impacto humanista a la altura de nuestro tiempo, que mejore las convivencia entre los seres humanos y que no nos precipitemos en los mismos errores multiplicados, como la acumulación escandalosa de la riqueza en muy pocas manos, todavía menos manos más poderosas; en la explotación del medio ambiente más allá de sus capacidades y la próxima crisis no sea de la salud, sino del clima y en definitiva que no seamos capaces de construir una revisión crítica de nuestras civilizaciones, para liquidar las guerras, atender futuras y presentes pandemias, un vuelco radical en nuestra relación con el medio ambiente y sobre todo en las relaciones libertarias y democráticas entre mujeres, hombres y niños.

No soy muy optimista, no hay ninguna señal de parte de nuestras sensibilidades artísticas y culturales y menos políticas que vaticinen un nuevo empuje de la humanidad hacia un mundo mejor. Al contrario. No hay señales de un prerrenacimiento.

Malraux decía «que en nuestro siglo la política fue lo que reemplazó al destino». ¿Qué destino?

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 (1) El Renacimiento es el movimiento cultural, artístico y filosófico que tuvo un fuerte impacto político y en el desarrollo de los diversos países,  que surgió en Florencia en el siglo XIV y se expandió por toda Italia y Europa (España, Portugal, Alemania, Francia, Inglaterra, Países Bajos).

El significado de la palabra surge del prefijo latino «re» que significa reiteración y el verbo «nasci» que significa nacer. Significa Volver a nacer. El Renacimiento surge a partir del objetivo de recuperar la grandeza del pasado grecorromano.

El Renacimiento se enfrentó a los valores de la Edad Media, caracterizada por una cultura teocéntrica y anti-individualista. En contraposición, los renacentistas lucharon por rescatar los valores y prácticas de la antigüedad clásica, y promover el antropocentrismo y el individualismo.

(2) No corresponde hablar de Edad Media en relación a otras civilizaciones, no europeas. En el caso del occidente ese periodo representó un cierre al contacto con otras civilizaciones, hasta el momento de los grandes viajes. Con excepción de la civilización islámica a partir del siglo VII, que comenzó a oficiar de nexo con otras civilizaciones, incluso con un amplio reino cristiano en Etiopía (los coptos).

En el resto del mundo durante esa misma época se desarrollaban grandes civilizaciones, la más notoria el desarrollo propio y aislacionista de China, sin duda la más desarrollada civilización de esa época, que con excepción de los viajes de Marco Polo entre los siglos XII y XIII, estaba totalmente aislada de Europa.

Si hablamos de las grandes navegaciones, además de Colón, de Vasco Da Gama, de Magallanes, es obligatorio referirnos a Zheng He (1371-1433), fue un marino y explorador chino musulmán que realizó siete gigantescas expediciones navales, la mayor de ellas con 300 navíos y sus aportes fueron claves para la cartografía china, de gran desarrollo. Durante sus expediciones, las cuales comenzaron en Nankín, Zheng He exploró el Sudeste asiático, Indonesia, Ceilán, la India, el golfo Pérsico, la península arábiga, el este de África hasta el canal de Mozambique.

Sus viajes produjeron un importante intercambio diplomático, comercial y cultural con el extranjero. A pesar de contribuir a demostrar la capacidad organizativa y poder tecnológico chinos, no produjeron anexiones territoriales debido a la falta de tradición de colonialismo e imperialismo en China.

(3) El movimiento valdense surge, a partir del movimiento de los Pobres de Lyon, en el siglo XII, de la predicación de Pedro Valdo, y es actualmente considerada como una iglesia protestante, movimiento al que se unió en el siglo XVI. Tiene una presencia importante en el norte de Italia y en otras ciudades de la península.

Los valdenses se proclamaban sucesores directos de los cristianos primitivos quienes durante las persecuciones por parte de los romanos en el siglo I se dispersaron por toda Europa y luego cuando surgió la Reforma protestante se unieron a ella. El centro administrativo de la Iglesia Evangélica Valdense del Río de la Plata se encuentra en la localidad de Colonia Valdense, en el departamento de Colonia a 57 kilómetros de Colonia del Sacramento.

Las primeras familias valdenses llegaron al Uruguay en 1856, donde establecieron una colonia agrícola en la zona denominada del Rosario Oriental. Enseguida se expandieron por el litoral uruguayo y por la República Argentina, en la región sur de la provincia de La Pampa en la localidad de Jacinto Arauz, lugar al que llegaron alrededor de 1901, y al centro de la provincia de Santa Fe y norte de la provincia de Entre Ríos. Fue característico en los lugares donde se asentaron, la preocupación por la construcción de un espacio de culto y de un espacio para la formación escolar, además de la marcada vocación agrícola.?

Entre los años 40 y 60, surgen comunidades valdenses urbanas, en ciudades grandes como Buenos Aires y Montevideo, así como en capitales departamentales como Paysandú o Reconquista, al norte de la provincia de Santa Fe.

(*) Los Cátaros (Los puros) un movimiento religioso de carácter gnóstico que se propagó por la Europa Occidental a mediados del siglo XI y logró arraigar hacia el siglo XII entre los habitantes del Mediodía francés, especialmente en el Languedoc. La Iglesia católica consideró sus doctrinas heréticas y en 1207, el Papa  Inocencio III hizo un llamado a la cruzada contra los herejes.

La batalla de Béziers, marca la derrota militar los señores feudales que apoyaban a los cátaros. A partir de entonces se comienza a actuar contra los cátaros, condenándoles a morir en la hoguera. A diferencia de los Valdenses que existen en la actualidad, los Cátaros desaparecieron.

Pero luego de la batalla y como ejemplo de la piedad «papal» se hizo famosa una frase. Siete mil habitantes de Bérziers se refugiaron en la iglesia de la Madelaine y los cruzados le preguntaron al legado papal Arnaud Amaury, que debía hacer para diferenciar a los herejes de los buenos católicos y el prelado  pronunció la famosa frase: ¡Matadlos a todos, Dios reconocerá a los suyos!

(4) Oratio de hominis dignitate («discurso sobre la dignidad de la dignidad humana») es una obra filosófica escrita en latín en 1486 por el destacado humanista Giovanni Pico della Mirandola.

En ella elogia la capacidad intelectiva y deductiva del ser humano. Concibe la inteligencia como libertad, un medio de formular conceptos para condicionar el futuro en lo bueno y lo malo. Es esa capacidad la que distingue al hombre de los demás seres vivientes y le hace superior a ellos. El conocimiento y la sabiduría usan el estudio y la filosofía como medio (optando aquí por el neoplatonismo agustiniano y no por el aristotelismo); solo así hombre y conocimiento serán la misma cosa, elevándose a un grado superior que le iguala con Dios y con los ángeles.

Formulando un mito personal y utilizando el relato bíblico, Pico della Mirandola imagina a Dios en la creación del mundo (el Cosmos con todos sus elementos y géneros de criaturas vivientes). Sucesivamente el Creador formó la «Cadena del Ser» (o «de la Existencia») colmada de ángeles que, saliendo de grado en grado por su cualidad, se fueron conjugando, lo que dio origen a la raza humana. El hombre, valiéndose de su capacidad intelectiva, se hace artífice de su propio destino saliendo de la cadena mediante el estudio y la filosofía, o bien, por el contrario, pensando en cosas inútiles, deviene casi un vegetal ignorante.

«La naturaleza encierra a otras especies dentro de unas leyes por mí establecidas. Pero tú, a quien nada limita, por tu propio arbitrio, entre cuyas manos yo te he entregado, te defines a ti mismo. Te coloqué en medio del mundo para que pudieras contemplar mejor lo que el mundo contiene. No te he hecho ni celeste, ni terrestre, ni mortal, ni inmortal, a fin de que tú mismo, libremente, a la manera de un buen pintor o un hábil escultor, remates tu propia forma».

Leí, reverendísimos padres, en la literatura árabe, que el sarraceno Abdalá, cuando le preguntaron qué  consideraba más digno de admiración en esta -por así decir- escena mundana, respondió que nada consideraba más digno de admiración que el hombre. Con esta opinión concuerda el célebre dicho de Mercurio: «Oh Asclepio, el hombre es un gran milagro».

«Pensando en el significado de estas afirmaciones no me satisfacía el gran número de argumentos acerca de la superioridad de la naturaleza humana aducidos por muchos: que el hombre es el mensajero entre las criaturas, afín a las superiores y soberano de las inferiores».

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* Periodista, escritor, director-fundador  de UYPRESS y BITACORA. Uruguay. Coordinador General de Inter Press Sevice (IPS) entre 1979 y 1984.