Por Natalia Plazas * – France 24
Kamala Harris y Donald Trump se encuentran en la recta final de la campaña presidencial y luchan codo a codo por conquistar votantes indecisos, pero la crisis climática parece haber pasado a un segundo plano en la reñida contienda a pesar de los estragos visibles de la actual temporada de lluvias. Trump nunca mostró interés por combatir el calentamiento global y Harris, aunque ha hecho esfuerzos, no ubica la crisis climática entre sus preocupaciones primordiales. ¿En qué lugar queda la agenda climática en estas elecciones?
2024 está siendo el año más caluroso registrado y eso no ha pasado desapercibido en Estados Unidos, con abrasadores incendios en California, huracanes y sus consiguientes inundaciones, o tormentas invernales que han causado estragos por miles de millones de dólares.
Pero entre promesas de mejorar la economía y fórmulas para controlar los flujos migratorios, si hay un tema que ha pasado a segundo plano en las elecciones presidenciales de Estados Unidos —sobre todo si se compara con campañas anteriores— es el debate por el medio ambiente.
Medios estadounidenses como ‘The New York Times’, el ‘Washington Post’ o ‘Vox’ no han pasado por alto que los candidatos, la demócrata Kamala Harris y el republicano Donald Trump, han dejado que el debate climático sea opacado por otras temáticas por las que presumiblemente podrán obtener más votos, como la economía, el uso de armas o la migración.
Pero los eventos climáticos en el país causan cada vez más pérdidas humanas, ambientales y económicas.
De acuerdo con la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), desde 1980 hasta el 10 de septiembre de 2024, hubo un total de 396 desastres meteorológicos/climáticos que generaron pérdidas —cada uno— por más de 1.000 millones de dólares.
Fueron 31 sequías, 44 inundaciones, nueve heladas, 202 tormentas severas, 63 ciclones tropicales, 23 incendios forestales y 24 tormentas invernales que también causaron la muerte de 16.500 personas en los años mencionados.
Desde 1980 hasta 2024 (10 de septiembre) ha habido 396 desastres meteorológicos/climáticos con pérdidas que superan los 1.000 millones de dólares, cada uno, en EE. UU.
Desde 1980 hasta 2024 (10 de septiembre) ha habido 396 desastres meteorológicos/climáticos con pérdidas que superan los 1.000 millones de dólares, cada uno, en EE. UU. © ncei.noaa.gov
Las cifras son alarmantes. Pero lo son aún más cuando se evidencia un aumento de estos fenómenos: según los datos de NOAA, el promedio de 1980-2023 fue de 8,5 eventos climáticos por año, mientras que los últimos 5 años tuvieron 20,4 de estos fenómenos, de media.
La crisis climática, relegada en la campaña
Donald Trump no ha hecho esfuerzos para comunicar que tiene intenciones de proteger el medioambiente o mitigar la crisis climática. De hecho, el magnate, durante su primer mandato, retiró a Estados Unidos del Acuerdo de París, el primer pacto universal y jurídicamente vinculante que unió a casi todos los países para frenar la emisión de gases de efecto invernadero, causantes del calentamiento global.
Por contra, Trump promete aumentar la producción de combustibles fósiles teniendo la economía como primer objetivo. Incluso prometió a las grandes petroleras revocar las leyes climáticas implementadas en la Administración Biden si le otorgaban 1.000 millones de dólares para su campaña, según un informe del ‘Washington Post’.
Con frecuencia, el republicano minimiza el impacto del cambio climático, incluso ha difundido cifras falsas al respecto, como que el calentamiento global solo incrementará ⅛ de pulgada (0,31 cm) el nivel del mar en los próximos 300 años, cuando la NOAA establece ese mismo aumento, pero anual, lo que pone a millones de personas en poblaciones costeras en situaciones de extrema vulnerabilidad.
Trump no tiene que hacer un gran esfuerzo con su electorado en este tema. Para la mayoría de los republicanos, la cuestión climática no es ni de lejos una preocupación.
Según una encuesta de enero del Pew Research Center, solo el 12% de los votantes conservadores ven el cambio climático como un tema urgente, mientras que el fortalecimiento económico tuvo un 84% de votos en esa categoría. De hecho, la encuesta incluyó 20 temas y el cambio climático quedó en último lugar.
Por otro lado, la Administración Biden-Harris impulsó una agenda en materia climática, con la firma, por ejemplo, de la Ley de Reducción de la Inflación (IRA), promocionada por el Gobierno como «el mayor paso adelante en materia climática de la historia». La IRA tiene como meta reducir las emisiones de gases contaminantes en un 42% sobre los niveles de 2005 para 2030 y destina cerca de 370.000 millones de dólares para desarrollar energías limpias y descarbonizar la economía.
En la actual contienda la vicepresidenta ha prometido continuar con el liderazgo de Biden en materia climática, que volvió a llevar a Estados Unidos al Acuerdo de París; estableció créditos fiscales para energías limpias; regulaciones para reducir emisiones de las centrales eléctricas y el uso de carbón e impulsó los vehículos eléctricos.
Si bien Harris tiene una agenda climática definida, con una que otra polémica como la defensa del fracking (fracturación hidráulica para la extracción de petróleo), el espacio que ha dedicado a su promoción dista del constante despliegue que le brindó durante su candidatura a la Presidencia en 2019 y a la Vicepresidencia en 2020.
“Estamos hablando de una campaña muy apretada”, comenta Sebastián Navarro, secretario general de CC35, una plataforma que promueve el compromiso de las ciudades de América para enfrentar la emergencia climática.
Sobre el poco cubrimiento o despliegue a los temas climáticos, Navarro pone de relieve el complejo contexto geopolítico mundial. “Lo que está pasando en Medio Oriente y Ucrania está complicando muchísimo tener agenda verde (…) Veo a Estados Unidos desbordado de los conflictos internacionales y no veo haciendo los deberes que tiene que hacer internamente”, indica el experto.
Si bien en 2019 Harris tuvo que destacarse en las primarias de otros candidatos demócratas con agendas climáticas definidas, en este caso lo tiene que hacer contra Trump.
A solo semanas de las elecciones, una encuesta del ‘New York Times’/Siena los muestra empatados en un 47% y otra de ‘Fox’ da una ventaja de 50%-48% a Harris sobre Trump.
En esa batalla, los votantes para los que el cambio climático es determinante en la elección presidencial “tienen una opción clara en la carrera”, dijo a ‘Vox’ Patrick Murray, director del Instituto de Encuestas de la Universidad de Monmouth.
Mientras Trump captura a los escépticos del calentamiento global, Harris se está destacando en materia climática en la presente campaña. Es el caso de Antonieta Cádiz, directora ejecutiva adjunta de Climate Power en Acción, que reúne las demandas de la comunidad latina en el país en materia de cambio climático y promueve su acción y que, junto a muchas otras organizaciones ambientales en Estados Unidos, está apoyando activamente la candidatura de Harris.
“La campaña (de Harris) entiende que en el caso nuestro, la población latina, somos los que más estamos sufriendo con los eventos de clima extremo», dice Cáliz. “La única campaña que ha dejado de lado el tema del clima y que lo está omitiendo de plano es la de Trump”, agrega.
Climate Power En Acción y Data for Progress realizaron una encuesta a votantes latinos, incluyendo estados disputados como Pensilvania, en la que un 78% de los encuestados se mostró preocupado por cómo el clima extremo podría causar daños a sus comunidades y economía.
Esto no es casualidad, ya que las consecuencias del clima, como los altos precios de la gasolina, que aumentan la inflación, o los desastres naturales, que causan pérdidas multimillonarias, son cada vez más frecuentes.
“La crisis climática está teniendo un impacto en el tema de costos muy importante” dice Cádiz, que en 2017 vivió en carne propia los devastadores estragos del Huracán Harvey.
Tras los daños, “¡mi seguro de inundación se triplicó!”, lamenta, y explica que los fenómenos climáticos llevan más presión a las comunidades con menos recursos. “Hay un tema de acceso y de la capacidad que tienen las familias de costear esos incrementos en el precio que están asociados al cambio climático. Lo mismo con los costos de energía cuando tenemos olas de calor o momentos de mucho frío…”.
La importancia del liderazgo climático de EE. UU.
Estados Unidos es el segundo productor de gases de efecto invernadero del mundo (5.100 millones de toneladas anuales, solo por debajo de China, con 12.600 millones). Por eso, si el país controla su emisión de los gases causantes del calentamiento global, ello tendrá un impacto directo en la reducción mundial de CO2, y por ende en la crisis climática global.
En ese sentido, para Antonieta Cádiz es innegociable que el próximo gobierno encarrile al país a una transición a las energías limpias para 2030 sin marcha atrás. Pone esa fecha como un límite improrrogable. “Si no hacemos una transición en los próximos años, no vamos a alcanzar a frenar el cambio climático”, y llama a todos los frentes, “desde el sector civil, el privado y el Gobierno” a trabajar unidos.
Sebastián Navarro Tampoco olvida que “estamos a muy pocos metros del 2030”. Para entonces, el representante de CC35 resalta que el nuevo gobierno tendría que acelerar el proceso de renovables, impulsar la agenda de descarbonización —a contracorriente de varias compañías automotrices que han expresado reticencias para adaptarse al mercado de autos híbridos— y, especialmente, adaptar el sector de la construcción a estándares de mitigación.
«El costo de seguir atrasando la transición es una carga muy pesada», dice el experto, quien asegura que esta vez vendrá «por planificación» o «por desastre».
Para Navarro también es importante que el país se muestre como un líder climático mundial implementando la diplomacia y poniendo la mira en la conferencia mundial por el clima de la ONU que se celebrará en Brasil en 2025, la COP30, como una oportunidad para firmar acuerdos para salvaguardar la Amazonía. «El Amazonas se puede volver una gran agenda común», asegura.
Cabe recordar que esta selva absorbe buena parte de las emisiones de CO2 del planeta, pero su constante deforestación por la tala y los incendios está limitando la capacidad de este gran ecosistema para luchar contra el calentamiento global. Sería una oportunidad única “para unificar una agenda” que pueda salvaguardarla, asegura Navarro.
Quien llegue a la Oficina Oval en enero de 2025 tendrá una gran responsabilidad con el manejo de la crisis climática, escéptico o no, cumpla o no las promesas: los estragos del clima extremo tocan a la puerta de Estados Unidos, la primera potencia, cada vez con más dureza y con más frecuencia.
*Natalia Plazas es una periodista colombiana: actualmente presenta el programa ‘En 5 Minutos’ en France 24, un formato que explica asuntos complicados de manera sencilla. Lo compagina con su labor como editora web